Monday, March 5, 2012

Hogar dulce hogar


Inspirado en el cuento de Julio Cortazar "la casa tomada-rayuela"

Los recuerdos no pueblan nuestra soledad, como suele decirse; antes al contrario, la hacen más profunda.” 1 
Gustave Flaubert 


¿Cual es el valor de los recuerdos?, una fría nostalgia que invade a quienes en una casa encuentran lo que quizás sea un relicario de historias, una casa que con el paso de los años ya usa lentes y bastón, cuya tersa piel ha envejecido y varias grietas se asoman por sus pómulos, una casa encorvada que poco a poco cierra sus ventanas y limita sus pasillos para quienes la madera vieja y desgastada es sinónimo de una vida bien vivida y no solo una amarga melancolía que carcome nuestra memoria.

Todos llegamos a un punto donde las paredes nos sofocan, paredes que escuchan pero nunca hablan, fieles a su silencio, a ser compañía de los hombres solitarios, ser el apoyo de una vida y el resguardo del alma, ventanas que relatan nuestra agonía, palabra tan corta que a veces sentimos tan larga, todo esto es simplemente, nuestro suburbio y a la vez nuestro paraíso, es esa casa a la cual llamamos hogar, la que vio como se perdió la inocencia, un hogar lleno de odio, furia, de amor, de lagrimas y sacrificio, un hogar que mas allá de ser cimientos desgastados y cortinas manchadas, es un mundo, un mundo que se cierra, poco a poco, la vela que ilumina los pasillos de nuestra memoria y nuestra vida se opaca suavemente dejando rastros de oscuridad a su paso, pero… ¿Por qué?, a lo mejor es miedo, miedo al olvido, miedo a ser demolidos por un presente que quizás no comprendemos, un presente que invade nuestra mente y nuestro mundo, que como una sombra irrumpe por nuestra ventana y duerme bajo nuestra cama, que nos acorrala, lentamente nos hace correr de la oscuridad de no saber quienes somos o porque estamos donde estamos, pues nadie sonríe cuando no encuentra calma, cuando no encuentra excusa para no morir desangrado buscando tiempos pasados, cuando intenta escapar de una mente rota que no entiende que ha sucedido y porque pierde control sobre el mundo que ella misma creo, cuando su dios ya no es el mismo, cuando busca correr a un horizonte donde pueda estar sola, intentando llenar el vacío que una fotografía genera en su alma, el recordar a su madre, el momento en que partió, el pánico de no saber que sucede y esconderse tras la cortina de la casa que con una fría melancolía  la arropa con su manto, la misma casa que la escucha llorar en las noches preguntándose porque tuvo que irse, y al igual que ella esa casa también envejece, y su corazón comienza a fallar, su memoria falla, y su luz se extingue, y a destiempo los fantasmas del pasado se toman la casa por la fuerza, como un cáncer, ese cáncer enfermizo que lenta y cruelmente opaca su vista y le obliga a cerrar los ojos aunque no quiera, los parpados le pesan, y las paredes se techan encima, las ventanas rotas y la madera crujiente se desgarra a medida que tus pasos se acercan a la puerta, y se alejan de aquella cama consumida por los recuerdos, por las lagrimas de alegría, quizás no sea lo mejor pero es tiempo



Es tiempo de partir, y dejar que aquella casa que te vio crecer, sufrir y madurar, aquella casa donde yacen enterrados tus mas hermosas memorias, donde esta el álbum de fotografías en la repisa del abuelo, la foto de tu padre disfrazado de pirata, tu abuelo serio con su bigote peinado y gabán muy bien lavado, son disparos del pasado, camicaces de dios que se estrellan con tu alma pero ya no te hacen daño, solo te invitan a rebuscar en tu memoria sonrisas olvidadas y alegrías marchitas que solo necesitan un poco de agua para florecer, te miras al espejo y te preguntas “¿en que momento pasaron 50 años?, parece que ayer tenia 15 ”, es difícil, pero así es la vida, por mas cliché que se escuche, es corta y en un minuto se puede escapar de tus manos, pero, nunca llores por esto, viviste bien, no importa que tanto te pateo la vida, lograste levantarte y seguir adelante, los días son breves y la vida se consume sin que te des cuenta, el tiempo no perdona y el reloj nunca se detiene, ahora, solo vive, tu casa seguirá viva en tu memoria al igual que tu estarás vivo en la memoria de esta, ella no le tiene miedo a morir, pues sabe que sin importar los vidrios rotos, las baldosas desgastadas y las camas abandonadas, sin importar la soledad que aparentemente le respira en la nuca, sin importar esto, ella, podrá sonreír pues para ti como para tu madre y tu abuelo fue mas que madera y cemento.

“Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.” 2. Ingmar Bergman




Dedicatoria: para mi padre un hombre dulce y paciente que me enseña día a día que el silencio educa mas que un grito, que para ser padre hay que ser mas que una casa para los hijos.

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